Autoras

Para una periodista ambiental tener la oportunidad de recorrer paisajes y pueblos españoles, conocer a mujeres y hombres del rural ha supuesto una experiencia enriquecedora, gratificante y también divertida.

Llevar a cabo este proyecto me ha permitido charlar largo y tendido con ganaderos, agricultores, expertos ambientales, técnicos municipales, arqueólogos, vecinos y vecinas, jóvenes, niños y niñas, y comprobar que la incorporación de la energía eólica a sus vidas y paisajes es una realidad en nuestro país.

Acceder a los parques eólicos ha supuesto una oportunidad para descubrir desde la ruta ancestral gallega el Camino de los Arrieros en Mañón, a las excavaciones arqueológicas de Carrecastro en Tordesillas; disfrutar de un paseo por el Canal de Castilla junto a Paredes de Nava, o comprobar el aprovechamiento maderero de los terrenos del parque de Jarafuel de Valencia para beneficio de sus habitantes, así como aprender de las rutas a caballo de un joven jinete por terrenos de Los Lances de Tarifa.

No solamente han sido numerosas entrevistas y centenares de fotos y grabaciones de vídeo frente a la cámara de mi compañera, la fotógrafa Covadonga Gala. También ha habido tiempo para el avistamiento de aves y fauna salvaje, para descubrir los hábitats de los murciélagos y los muladares para la protección de los buitres en espacios naturales de Plasencia, y comprobar que es posible la convivencia con los aerogeneradores. Juntos, en sintonía, forman un mosaico de biodiversidad e idiosincrasia en numerosos pueblos y entornos españoles.

Quiero agradecer a todas las personas que han dedicado su tiempo y paciencia para que este proyecto sea una realidad porque conversar con los vecinos eólicos es conocer a la España Rural. Vosotras y vosotros sois, sin duda, los verdaderos protagonistas de esta publicación.